viernes, 10 de octubre de 2014

Retratos: Un trebujenero en Mauthausen



Toda la vida es una extraña mezcla de azar y de necesidad, de libertad y de circunstancia. Vista desde afuera es difícil, casi imposible, desligar qué hay de decisión y qué de circunstancia. Las vidas de las personas son torrentes de instantes, de acciones que no nos explican porqué se hicieron, momentos que no nos desvelan sus secretos; para el observador, la vida ajena es una reconstrucción, no es mas que coger retazos, jirones de vida e intentar unirlos y que el resultado sea verosímil o razonable, pero poco más. Si esto es así para todos, quizá más en la vida de Diego Pazos Pazos ya que el tiempo multiplica los misterios, socava certidumbres si acaso alguna vez las hubo y ahonda los secretos.

De Diego Pazos sabemos muy poco. Nació en 1911 en el seno de una familia de riacheros que trabajaban en el río Guadalquivir; su padre se casó dos veces y él era hijo del primer matrimonio. Pescaba camarones y los vendía en Sanlúcar. El servicio militar le tocó en la marina. Aún recuerda su hermana la imagen de “Dieguichi“, como era conocido por todos, llegando a la marisma con su uniforme de blanco de marinero. Hizo la mili en el Juan Sebastián Elcano, su familia fue a despedirlo al puerto de Cádiz y quién sabe si dio la vuelta al mundo.

A la vuelta del servicio militar, no se le conocía significación política alguna. La familia insiste en que, aunque tenía ideas políticas, jamás estuvo en ningún partido político. Es casi seguro que perteneciera a un sindicato y, en los archivos del pueblo, aparece como pescador y jornalero. El golpe militar hizo que lo llamaran a filas casi de inmediato, ingresando en el ejército franquista. Volvió a Trebujena en 1937 en un permiso. En este instante ocurrieron dos cosas que, posiblemente, cambiaron la vida de Diego Pazos. Se entero de la brutal represión que sufrió este pueblo y tuvo un fuerte desengaño sentimental. La última vez que lo vieron fue en la estación de Lebrija. Antes de subirse al tren le dijo a sus hermanos que jamás volvería, y así fue. Lo que es cierto es que entro en la noria de la historia, que lo llevó a varios de los momentos más terribles del siglo XX. En 1937 el frente estaba estancado en Córdoba y es en este año cuando se pasa al otro bando y forma parte del ejército republicano. A partir de aquí los datos aparecen con cuentagotas. En 1938 se encuentra en Barcelona con un soldado que también procede de Trebujena y le comunica que se va a pasar a Francia.
 
 
Desde la batalla del Ebro el ejército republicano está destrozado y comienza el éxodo a Francia. Es muy probable que Diego Pazos luchara en este frente. De finales del 38 o del 39 escribe una carta a su familia desde Francia (carta que no se conserva y que llego a Trebujena a finales de los años 40). Junto a la carta envío una foto en el que aparece con una mujer. ¿Habría reconstruido su vida allí? Lo que sí sabemos es que el mundo de estos republicanos se desmoronaba, después de perder una guerra estaban a punto de perder otra. El siguiente eslabón en su vida fue Mauthausen, un campo de concentración donde murieron alrededor de 5000 españoles, ¿por qué terminó en Mauthausen ? Solo caben interpretaciones, tiralíneas que intentan llenar el vacío, un poco de orden en el caos. Caben dos opciones: o bien por su pertenencia a la resistencia o que fuera llevado a la Alemania nazi para trabajar. De los 30000 deportados españoles, la inmensa mayoría llegó a Alemania para trabajar, así es que lo mas probable es que Diego Pazos llegara por la misma razón a Alemania. Siguiendo el orden de lo probable o verosímil, quizá llegase a Mauthausen del 12 al 13 de diciembre de 1940. En esta fecha llegó el mayor contingente de republicanos españoles a este campo. Desde ahí paso a Gusen, otro campo de concentración donde se trabajaba en una cantera. Gusen era como Mauthausen pero con un ritmo más frenético, con un índice de mortalidad muy superior. En 1941, los españoles con su triángulo azul, era el colectivo nacional más grande en ambos campos, y con la mortalidad más alta: de cada 5 muertos 3 eran españoles.

Es posible que Diego pasara a Gusen el 24 de enero de 1941. Este día casi 1800 españoles pasaron a este campo y muy pocos sobrevivieron hasta la liberación en 1945. Sobre la brutalidad de Gusen poco podemos decir que muestre su verdadera dimensión, su horror. La vida media en el campo era de 6 meses, el peso medio de los prisioneros de 40 kilos. Los SS desarrollaron medios cada vez más sádicos para matar. Así la badeaktion consistía en darle a los reclusos duchas frías en las noches de invierno y dejarlos desnudos en la nieve, la mayoría morían esa misma noche y el resto en los días siguientes.              Diego Pazos moría el 10 de diciembre de 1941. La historia es caprichosa, demasiado azar. La noria de la historia llevó a este hombre desde las marismas del Guadalquivir hasta algunos de los hitos más importantes del siglo XX, trágicamente su biografía se entrelazó con el siglo. No le dejemos en el olvido.

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